SIDA: ¿Dónde están los  médicos en África?
Ahora que el costo de las medicinas antirretrovirales ha bajado  radicalmente, una de las principales barreras para cuidar a la gente que  vive con el VIH/SIDA es la escasez de trabajadores sanitarios que  proporcionen el tratamiento. 
"¿Dónde están los  médicos? ¿Dónde están las enfermeras?". Estas consignas que coreaban los  activistas del SIDA se escucharon durante todo el transcurso de la  última reunión mundial sobre el SIDA que se celebró en Toronto, Canadá,  en 2006. "¿Dónde están los médicos? ¿Dónde están las enfermeras?"
Ante  esta situación, el Programa africano de personal sanitario del Banco  Mundial se creó con la finalidad de hacer frente a la escasez, la baja  productividad y la mala distribución de recursos humanos en el sector de  salud en África.
Las mejores viviendas, los dispensarios  bien equipados y la educación de los niños es más importante que los  salarios para retener a los trabajadores sanitarios.
Se  recomienda una estrategia basada en el trabajo en equipo para la  prevención, el tratamiento y el cuidado del VIH/SIDA, en lugar del  modelo obsoleto de médico y enfermera.
El Banco Mundial ya  contaba con un equipo abocado a ese tema. En 2005, el Programa africano  de personal sanitario de la institución recibió 1, 6 millones de dólares  de la Fundación de Bill y Melinda Gates y del gobierno de Noruega para  abordar la escasez, la baja productividad y la mala distribución de  trabajadores sanitarios en África. Se analizó la forma de capacitar a un  gran número de trabajadores apropiados y de retener y motivar al  personal actual en los ámbitos donde existía mayor necesidad. Uno de los  grandes logros del equipo de este programa es la creación de una base  de evidencias para determinar qué tipo de incentivos motiva a los  trabajadores para permanecer en el país.
La creencia  general es que el aumento de salarios es el factor más importante para  la retención y motivación de los trabajadores sanitarios, en particular  en los países de África oriental y meridional, los más afectados por  esta epidemia. Muchos trabajadores murieron a causa del VIH/SIDA y  muchos otros, extenuados ante la creciente carga de trabajo como  consecuencia del aumento de las necesidades sanitarias de las personas  con el VIH/SIDA, emigraron a otros lugares. Los que se quedaron  enfrentan difíciles condiciones laborales, formación insuficiente y  aislamiento.
No obstante, el equipo del Programa de  personal sanitario de África descubrió que los dispensarios bien  equipados, la vivienda segura y el acceso a la formación profesional  solían ser los factores que incentivaban a los trabajadores a quedarse. A  menudo, esas ventajas, sumadas a la educación de sus hijos, eran más  importantes que sus salarios. Esta conclusión tuvo particular  importancia en varios países africanos donde el aumento salarial de los  trabajadores sanitarios es costoso y conduce con frecuencia a demandas  de incrementos de los sueldos por parte de los funcionarios públicos de  otros sectores.
Cuando el Equipo de la campaña del SIDA  para África (ACTAfrica, por sus siglas en inglés), dirigido por  Elizabeth Lule, y Kate Tulenko del equipo del personal sanitario de  África, encabezado por Agnes Soucat, se reunieron con representantes de  sindicatos internacionales en 2007, tuvieron una gran sorpresa. A la  pregunta de cuál sería la medida más importante para mejorar la  retención de los trabajadores sanitarios y la satisfacción profesional,  los representantes sindicales dijeron que no se trataba de salarios ni  de ascensos, sino de protección a la exposición al VIH/SIDA en su  trabajo. La mayoría de los sindicalistas carecía de formación, equipo y  sistemas apropiados para protegerse en forma eficaz contra los pinchazos  accidentales con las jeringas y otras posibles exposiciones al virus  dentro del marco laboral. Esto ocurría particularmente en los hospitales  donde más de la mitad de los pacientes son seropositivos. Si se  pinchaban con una jeringa, generalmente era imposible recibir un  tratamiento preventivo de emergencia o un tratamiento antirretroviral a  largo plazo si contraían el VIH.
A fin de responder a la  petición de los sindicatos, Tulenko, junto con Bekir Onrusal, del Grupo  de salvaguardias del Banco Mundial, redactaron directrices preliminares  con el fin de integrar la eliminación segura de agujas hipodérmicas en  las salvaguardias de atención médica del Banco, las cuales se  incorporaron al Programa africano de personal sanitario. El Banco ya  estaba abordando esta cuestión en sus planes de desechos, pero no se  contemplaba la protección de los trabajadores sanitarios. Unas pocas  medidas simples, como el uso de guantes y recipientes a prueba de  pinchazos, pueden reducir radicalmente el número de infecciones con el  VIH en el trabajo y proteger la salud de los trabajadores mientras se  dedican a salvar vidas.
Asimismo, el equipo trabajó con la  Organización Mundial de la Salud (OMS) en su plan "Tratar, capacitar,  retener" para ayudar a los países a aumentar el número de trabajadores  que cuidan a los pacientes de VIH/SIDA. Esta iniciativa trató el "cambio  de funciones", un enfoque a la prevención, el tratamiento y el cuidado  de VIH/SIDA, basado en el trabajo en equipo, que reemplaza al anticuado  modelo de médico y enfermera.
"Es lo último en  cuanto a mejorar la eficacia", dijo Tulenko. "En lugar de tan sólo dos  tipos de trabajadores sanitarios, hay un equipo entero con una división  eficaz de sus funciones. Cada miembro del equipo se especializa en un  componente del cuidado del VIH/SIDA. Estos enfoques han tenido éxito en  distintos países desarrollados y en desarrollo, entre otros, el Reino  Unido, los Estados Unidos, Malaui y Uganda", agregó.
A  menudo se utilizan "médicos subsidiarios" como asistentes médicos;  grupos de expertos de nivel intermedio, entre otros, médicos, enfermeros  y parteras; y trabajadores de primera línea, tales como técnicos  sanitarios y trabajadores sanitarios de la comunidad. Estos equipos  pueden brindar cuidados de más calidad a menor costo por paciente y a un  gran número de pacientes. Por otra parte, el equipo del Banco recomendó  planes de financiamiento y determinación de costos por país en relación  con la inversión a corto plazo, por ejemplo la formación inicial de  nuevos trabajadores, y con los costos recurrentes a largo plazo, tal es  el caso de los salarios de los trabajadores recién contratados. También  compartió con la OMS la herramienta de determinación de costos de  trabajadores sanitarios que desarrolló.
Esta hoja de  cálculo fue utilizada por la Alianza Mundial en pro del Personal  Sanitario (GHWA, por sus siglas en inglés) de la OMS como base para  dicha herramienta.
El pasado mes de agosto en México, se  presentaron los resultados del trabajo sobre el VIH/SIDA efectuado por  el Programa de personal sanitario de África, dentro del marco del  lanzamiento de The Changing HIV/AIDS Landscape (El cambiante panorama  del VIH/SIDA), un compendio de documentos seleccionados, preparado en  cooperación con The World Bank's Commitment to VIH/SIDA in Africa: Our  Agenda for Action, 2007-2011 (El compromiso del Banco Mundial de lucha  contra el VIH/SIDA en África: Nuestro plan de acción, 2007-11.
Botsuana  vislumbra un futuro libre de SIDA
En el caso de  Botsuana, el país sufre una de las peores epidemias del VIH en el  planeta. Casi el 24% de sus habitantes es portador del virus. No  obstante, los recientes avances permiten vislumbrar un futuro libre de  SIDA.
Gracias a la generalización de las pruebas de  detección durante el embarazo y a la distribución amplia y gratuita de  drogas antirretrovirales, menos del 4% de los bebés de madres VIH  positivas nacen infectados con el virus.
"Esa clase de  éxito estamos buscando en África meridional, donde una cuarta parte de  la población vive con el VIH", dijo Elizabeth Lule, gerente del Equipo  de la campaña del SIDA para África i (ACTAfrica, por sus siglas en  inglés) del Banco Mundial. "El hecho de que Botsuana haya logrado este  nivel tan bajo de infección entre niños nacidos de madres seropositivas  representa una gran historia de éxito para África".No obstante, Botsuana  constituye un caso aislado en esta región por varias razones, agrega  ella, como la falta de compromiso político, los sistemas débiles de  salud que limitan la capacidad del país de ampliar sus servicios, el  estigma y otros sistemas nacionales endebles que restringen la eficacia y  la eficiencia del financiamiento para el SIDA.
"En una  región donde una de cada cuatro personas vive con el virus, es necesario  un liderazgo para galvanizar todos los estratos de la sociedad  -dirigentes comunitarios, líderes religiosos, todo el mundo- a fin de  reconocerla realmente como una región de catástrofe".
A  pesar del progreso logrado en la transmisión del VIH de madre a hijo y  la amplia disponibilidad del tratamiento antirretroviral, Botsuana  reconoce que todavía le queda mucho por hacer para poner fin a esta  epidemia. Un nuevo proyecto quinquenal del Banco Mundial por 50 millones  de dólares -el primero en 20 años- permitirá que este país aumente la  prevención. Su objetivo es ayudar a que se utilice la evidencia  epidemiológica, así como otro tipo de datos, para dirigir las  intervenciones con más eficacia y así evitar la propagación del virus.
El  principal motivo por el que fallan las campañas de prevención es que  "no estamos abordando los factores impulsores de la epidemia", dijo  recientemente Joy Phumaphi, vicepresidenta de desarrollo humano del  Banco Mundial, en la revista Science, refiriéndose sobre todo a los  comportamientos heterosexuales. "Tenemos que ser mucho más metódicos",  añadió.
© Futuro  Africano

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